Aunque parte considerable de la comunidad jurídica crea que el derecho es una racionalidad meramente (o 'puramente") instrumental—en lo que no discrepa demasiado de determinadas visiones provenientes de la sociología o incluso de la filosofía—, vengo trabajando desde hace mucho en contra de esa tesis. Los regímenes totalitarios y las atrocidades cometidas bajo el sacramento del derecho deberían habernos enseñado que el derecho debe ser más que un instrumento, técnica o procedimiento. Es como decir: después de los fracasos del positivismo de querer eliminar la moral del campo jurídico, algo tenía que hacerse. Dicho de otro modo: el derecho no puede (podría) quedarse inerte frente a los influjos de las profundas transformaciones acaecidas en el campo de los paradigmas filosóficos. |